El discurso publicitario está repleto de caminos congruentes, estereotipos y mentiras-verdaderas que se repiten y repiten desde hace décadas y en todos los países. Un periódico argentino analizó con especialistas estas cuestiones y las resumió en 10 lugares comunes en las que caen los spots, desde la simplificación inofensiva, hasta el límite con el engaño:
Los hombres recién afeitados son más atractivos. Pocos clientes se animan a innovar. El estereotipo es un atajo que ha tenido éxito y por eso se repite. El problema es que los atajos, a veces, nos llevan a un lugar al cual no queremos ir.
Reluce con una sola pasada de la esponja con detergente. Una esponja que limpia mágicamente no es, desde este punto de vista, un mensaje engañoso. No lo es porque ni la publicidad promete ese resultado ni la gente lo cree. Es un recurso visual que dramatiza.
Los jabones en polvo de la competencia dejan la ropa sucia. La humanidad, que ya tiene un siglo y medio de publicidad encima, acepta un contrato tácito de verosimilitud a cambio de que sea entretenido y, por supuesto, no le falte el respeto en términos intelectuales o morales.
Las cervezas se toman sólo entre amigos y menores de 35. Parecería que la gente de más de 50 años no consume cerveza, sin contar que las investigaciones indican que cerca de un 30 por ciento del consumo de cerveza corresponde a mujeres.
Las salsas enlatadas son iguales (o mejores) que las caseras. Aquí sí cruzaron un límite. Porque además, esta falacia a veces está legitimada por algún cocinero de renombre, esos que sólo con un sabroso cheque en el bolsillo de sus coquetos delantales se animarían a rubricar una receta propia que incluya una conserva,dice el artículo.
Las tareas del hogar siempre las hacen las mujeres. Los encasillamientos de género remiten a roles que en la sociedad están más flexibilizados que en la pantalla. El estereotipo se utiliza para condensar en él una creencia asumida por la mayoría del público que es destinatario de dicha comunicación.
Los hombres se lavan el pelo sólo con champú anticaspa. De nuevo el paradigma de 1950. ¡Atrasamos 62 años! El día que se decidan a cambiar, venderán más y ganarán más dinero”.
Las mujeres no conducen. Si la publicidad de autos sigue reforzando el prejuicio de que los hombres conducen mejor, hay que revisar ese estereotipo.
Las celebridades son consumidoras fanáticas de los productos que promocionan. Los personajes famosos aseguran que nos aconsejan tal producto porque piensan en nuestro bienestar.
Todas las toallitas femeninas son los más absorbentes. Decir que soy el mejor surge como un camino lógico a transitar a la hora de vender un producto o servicio. Sin embargo, hay que entender que el posicionamiento de una marca no se nutre sólo de la estrategia del liderazgo. Si todos afirman su condición de insuperable, alguien nos está mintiendo.(más información sobre este y otros artículos similares)